La Virgen del Valle es una figura central en la religiosidad popular de Venezuela, especialmente en el Oriente del país.
Cada año, el 8 de septiembre, miles de fieles se reúnen en El Valle del Espíritu Santo, en la isla de Margarita, para celebrar a su patrona.
Esta devoción arraigada ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndose en una parte esencial de la identidad cultural de los venezolanos.
La historia de la Virgen del Valle se remonta al siglo XVI, cuando una imagen de la Inmaculada Concepción fue llevada a la isla de Cubagua. Tras un huracán que destruyó la iglesia donde se encontraba, la imagen fue trasladada a El Valle, donde comenzó a recibir el nombre de Virgen del Valle.
A lo largo de los siglos, numerosos milagros se le han atribuido, consolidando su estatus como una poderosa intercesora.
Uno de los aspectos más destacados de la devoción a la Virgen del Valle son las festividades que se celebran en su honor. Durante varios días, los fieles participan en procesiones, misas y diversas actividades culturales.
La imagen de la Virgen es adornada con diferentes atuendos, diseñados con telas donadas por sus devotos, y es llevada en procesión por las calles de El Valle.
La Virgen del Valle es más que una figura religiosa; es un símbolo de identidad y unidad para los venezolanos. Su imagen se encuentra en hogares, negocios y espacios públicos, y se le atribuyen innumerables favores.
Los pescadores, en particular, tienen una devoción especial hacia ella, considerándola su protectora en el mar.
La fe en la Virgen del Valle ha trascendido las barreras del tiempo y las distancias.
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