Las altas temperaturas cercanas a los 40 grados Celsius están azotando a los migrantes varados en el río Bravo, en la frontera de México con Estados Unidos, donde enfrentan la tercera ola de calor del año que lleva casi dos semanas en territorio mexicano.
Los indocumentados que acampan a la intemperie en el límite binacional están sufriendo las consecuencias de estas altas temperaturas.
La Dirección Municipal de Protección Civil ha atendido casos graves como el de una bebé de 10 meses con deshidratación severa y un niño de 10 años con escoriaciones en la piel.
Nicolás, un migrante colombiano, describió la difícil situación: «Es bien difícil porque en el día el calor es insoportable, no hay donde esconderse, entonces toca (cubrirse) con las cobijas y las cosas que uno trae».
Además del calor extremo, los migrantes también enfrentan la agresividad de la Guardia Nacional de Texas, que ahora les dispara balas de goma y gas pimienta desde Estados Unidos. A pesar de estas condiciones adversas, muchos de ellos siguen esperando junto al río Bravo con la esperanza de cruzar.
La tercera ola de calor del año ha afectado a México desde el 20 de mayo, cobrando la vida de 61 personas por las altas temperaturas en lo que va del 2024. Sergio Rodríguez, director general de Protección Civil de Ciudad Juárez, anunció que se realizarán recorridos en la zona donde se encuentran los migrantes para evaluar la situación y brindar asistencia, ya que es un lugar no apto para pernoctar y puede ocasionar graves problemas de salud, incluyendo el riesgo de golpe de calor y muerte.
Con información EFE
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