Portada » ¡El Arte de la Guerra! para Políticos (Por Gervis Medina)

¡El Arte de la Guerra! para Políticos (Por Gervis Medina)

Comparte
Share On Facebook
Share On Twitter

La única manera de cambiar el destino de la sociedad venezolana, es cambiando las ideas. Estudios realizados por la “Asociación Americana de Psicología (APA)” arrojó unos datos interesantes en cuanto y tanto a la capacidad de lectura en Latinoamérica.

Existe un estándar mundial de lectura de 2.700 libros en 75 años de vida; dato importante en Nueva Zelanda existe una bibliotecaria que llega a los 25.000. El caso que nos ocupa desde México a la Argentina, el promedio de lectura de un ser humano es de 180 libros en 75 años, pero en el caso venezolano ha llegado hasta 100 libros en 75 años.

Desde mi análisis como investigador y consultor en conducta humana, he llegado a la conclusión que parte del problema político, antropológico, sociológico, filosófico y teológico, se origina en la baja intención de lectura en nuestro país. Es decir, la sociedad invierte poco en investigar, ilustrarse, planificar y organizar, por lo que, el problema está en el “Ser”.

El neuma, se alimenta del conocimiento científico, la sabiduría, la investigación y la “Gracia de Dios”. En nuestra ¡Venezuela tierra en desgracia! existe un gran desbalance entre distinguir el bien del mal y como diría Nietzsche, ¡Va más allá entre el bien y el mal!

¡Queridos lectores! releyendo esta semana la obra que data de hace 500 años antes de cristo, a decir 26 siglos actuales y soberanos, “El arte de la guerra” del filósofo chino Sun Tzu, que influyó en el pensamiento del mundo occidental, casi a la par de la tan apreciada y querida era “Socrática” del pensamiento occidental moderno. ¡Por cierto! puedo afirmar que la Política y los políticos de este país, hoy en día ¡Se quedaron en la era pre-socrática! ¡Nada aprendieron!

Sun Tzu, fue un filósofo práctico, que escribió en 7 mil palabras, uno de los libros más antiguos que se pueda leer. Durante siglos, ocupó una posición prominente entre los estrategas tanto chinos como japoneses. Muchas frases del presidente “Mao” son simples reformulaciones de la filosofía de Sun Tzu. El oráculo del guerrero un “sofisma” creado por allí, fue influenciado por esta obra y el autor al parecer hizo la tarea, a decir y entender leyó el libro y lo aplicó en el mundo de la política venezolana, ¡Buena suerte! ¡Mala Suerte! No sé. El tiempo lo dirá.

Lo cierto es, mis queridos amigos que les recomiendo esta obra para aplicar hasta en casa. La bolsa de valores de New York, empresas como IBM, Motorola, ESPN, la National Football League, la Guerra del Golfo, fundamentaron su estrategia de márquetin en esta obra y fueron al éxito. Y si ustedes lo leen y ayudan a difundir, les dejo unas recomendaciones, para hacerla llegar a nuestros “Líderes Pre-socráticos de la Oposición Representativa” ¿Cómo se libra una guerra y sobre todo como se gana? Para contribuir un poco en la solución al problema llamado “Venezuela tierra en desgracia”.

En primer lugar. En el libro se hallan concentrados, los principios fundamentales de la estrategia y de la táctica. Constituye la mejor introducción al estudio de la guerra. La tesis central es, que usted “conseguirá evitar el combate, si antes de la batalla concibe la estrategia oportuna”.

Toda actividad bélica está basada en el engaño (le llamo sofisma). Por eso, cuando nos encontramos en disposición de atacar, hemos de simular que somos idiotas (excelente táctica, pero hay quienes se acostumbran); cuando empleemos nuestras fuerzas, debemos parecer inactivos; cuando nos encontremos cerca, hemos de lograr que, el enemigo crea que estamos lejos; cuando estemos lejos, debemos hacer que nos supongan próximos.

El estratega definido será capaz de emplear su imaginación para determinar las lecciones aplicables. Basados en el adiestramiento, la disciplina, la estructura de mando, la interpretación de papeles. Su estudio y su análisis develan conocimientos que conducen a la victoria, al éxito personal y la conducción de un país.

Los principios fundamentales de la estrategia, son los mismos para todos los hombres, todos los tiempos y todas las situaciones. Sólo cambian las tácticas y éstas han de adecuarse a la época.

Cabe definir, ¿Cómo hacer la cosa? La táctica es hacer las cosas bien. ¿En dónde acaba la estrategia y donde comienza la táctica? ¡Contacto! es la respuesta, ésta indica la línea divisoria entre táctica y estrategia.
La estrategia concluye durante la guerra en la frontera, es decir, en los límites fijados. La táctica comienza en el contacto con el contrario, para convencer al que no se encuentra convencido y dejar por amor a ¡Dios! de pescar en pecera.

La teoría, nos puede brindar una fórmula con la cual resolver problemas. Permite que la mente examine objetos y sus relaciones y que después se traslade a las regiones superiores de la acción para operar allí. “El Arte de la Guerra para Políticos” proporciona un medio saludable de inmersión, en el gran pensamiento estratégico que nutre la mente y desde mi tesis, también el alma.

En segundo lugar. “Las Visiones” son los vehículos que nos trasladan, a través de las fronteras de la realidad presente, hasta las esperanzas ilimitadas de un futuro aparentemente más allá de nuestro alcance. Lo que una vez fue considerado imposible, se torna no sólo posible sino probable cuando damos vida a nuestra visión a través de la acción.

Los componentes de la visión, articulan una imagen clara del futuro, del objetivo, de la misión y de los valores orientadores de la organización. A partir de la visión, los dirigentes pueden determinar la estrategia, establecer iniciativas estratégicas y trazar planes.
Cuanto más complejo se torna el proceso de planificación, más difícil es introducir la flexibilidad que permita cambios en la situación. En los sistemas rígidos, la planificación y el sometimiento al plan, son considerados como la clave del triunfo. Se estima, que unos planes trazados de un modo minucioso y ejecutado sin desviación, constituyen el modo de superar la inevitable confusión. A medida que concentremos más tiempo y atención en el proceso de planificación, se volverá secundaria la ejecución eficaz del plan.

Por lo que, se deduce que no son los estrategas, sino la realidad los que cambian el plan.

Un error habitual, consiste en considerar la planificación sólo como un proceso mental, una idea en nuestra cabeza que simplemente examina el pasado y se adapta a futuro. “Si su plan no está escrito, usted no tiene plan alguno”. Lo que no está escrito no existe. Cuenta tan sólo con un sueño, una visión o quizá una pesadilla.

Sun Tzu dice: “La guerra es una materia de importancia vital para el Estado y el Gobierno”. Una cuestión de vida o muerte, el camino hacia la supervivencia o la ruina.

De ahí que resulte imperativo estudiarla a conciencia. Con el fin de hacer una estimación sobre el desenlace de una contienda. Hay que comparar por eso las diversas condiciones de los bandos antagónicos a decir: ¡La influencia moral! que es equiparable a espíritu de misión; ¡La meteorología! que es equiparable a fuerzas exteriores; ¡El terreno! que es equiparable al sitio del conflicto; ¡El jefe! equivalente a los principios de dirección; ¡La doctrina! que es comparable a principios orientadores.

Cada referente debe hallarse familiarizado con estos factores, el que los domine, ¡ganará!; el que no los domine, ¡será derrotado!

En el contexto actual de la política y partidismo venezolano, la inmensa mayoría, por precipitarse a actuar y ser protagonista de novela, es con frecuencia ignorada la estimación previa a un plan. Cuando se adopta una acción sin haber analizado a conciencia la situación, muy a menudo se comienza a operar de un modo improcedente. ¡En tales circunstancias! el resultado será no obtener ventaja alguna de la realización de un esfuerzo considerable.

Tips de la obra: ¡Toda actividad bélica, se halla basada en el engaño! Por eso, cuando nos hallemos en disposición de atacar, hemos de simular que somos incapaces; cuando empleemos nuestras fuerzas, debemos parecer inactivos; cuando nos encontremos cerca, hemos de lograr que el enemigo crea que estamos lejos; cuando estemos lejos, debemos hacernos próximos.

¡Brinde un cebo para atraer el enemigo, cuando éste codicie pequeñas ventajas! ¡Atáquele cuando se halle en desorden! ¡Si se encuentra bien preparado con una fuerza sustancial, redoble las precauciones! ¡Si es fuerte en la acción, rehúyale! ¡Si está airado, trate de desanimarle! ¡Si se presenta humilde, hágale arrogante! ¡Si sus fuerzas han descansado bien, desgástelas! ¡Si están unidas, divídalas! ¡Si carece de información, invierta en recursos de información, monte su “cuarto de guerra” y emplee agentes secretos que practiquen el contraespionaje!

¡Lance el ataque cuando él no esté preparado! ¡Adopte una acción cuando sea inesperada! Y una de las más acertadas, ¡La necesidad de contar con fondos antes de comenzar el ataque es esencial! Dijo una vez “Roger Ames”: ¡Sólo! cuando disponga de mil monedas de oro para cada día, podré movilizar cien mil soldados.
¡En cada combate, quien tiene más recursos dispone en su favor de posibilidades! ¡Las batallas se ganan mediante una concentración de fuerzas! Los planes han de quedar conformados en relación con la realidad, gracias a la información obtenida del contacto, empleando las estrategias y tácticas de “El Arte de la Guerra, para Políticos”.

No sirve de mucho ganar elecciones si no se logra una transformación del ser a fondo en la mentalidad y la cultura de un país, porque, como hemos visto mil veces en América Latina, luego regresan los populistas de siempre y destruyen lo avanzado.

Autor Gervis Medina
Abogado, criminólogo y escritor venezolano

Lea también: Mario Briceño Iragorry: A los 66 años de su partida (Por Douglas Zabala)

Déjanos tu comentario

Volver