Este martes 17 de septiembre, una serie de detonaciones de dispositivos localizadores, utilizados comúnmente para rastrear a personas, ha dejado un saldo de más de mil heridos entre los miembros del grupo chiita Hezbolá, incluyendo combatientes y personal médico.
El incidente, es descrito como la «mayor violación de seguridad» en casi un año de conflicto con Israel, lo que ha generado un estado de alerta en el país.
Hezbolá acusa a Israel de estar detrás de estos ataques coordinados.
Un funcionario de Hezbolá ha señalado a Israel como el responsable de estas explosiones, sugiriendo que se trató de una operación de inteligencia diseñada para atacar los dispositivos localizadores.
Imágenes difundidas en redes sociales muestran la potencia de estas detonaciones, incluso en entornos cotidianos como supermercados y en las calles.
Ante esta situación, el Ministerio de Salud libanés ha emitido una alerta, pidiendo a la población que deseche inmediatamente estos dispositivos y ha movilizado a los trabajadores de la salud para atender a los numerosos heridos.
La gravedad de estos hechos ha puesto en alerta a la región. Se comenta posibilidad de que el embajador iraní en el Líbano se encuentre entre los heridos, aunque aún no confirmada oficialmente, añade un nuevo elemento de tensión a una situación ya de por sí delicada.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, había advertido previamente sobre los riesgos de utilizar teléfonos móviles, lo que sugiere que el grupo ya había anticipado la posibilidad de ataques de este tipo.
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