La acusación de fascismo en Venezuela se ha convertido en un arma arrojadiza en el acalorado debate político que enfrenta al gobierno de Nicolás Maduro y la oposición agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática.
Sin embargo, según el experto en ciencia política Daniel Varnagy, esta acusación carece de fundamento y se utiliza más como una herramienta retórica que como una descripción precisa de la realidad política venezolana.
El gobierno venezolano ha organizado recientemente un «Congreso Mundial contra el Fascismo» y ha acusado repetidamente a la oposición de ser fascista, vinculando este término con la violencia y la intolerancia.
Sin embargo, Varnagy argumentó a EFE que el fascismo es un sistema político complejo que requiere de un control absoluto del Estado y de las fuerzas armadas, algo que la oposición venezolana no posee.
El experto señaló que el término «fascismo» se ha utilizado de manera indiscriminada y peyorativa en la política venezolana, sirviendo para descalificar a los opositores y consolidar el poder del gobierno.
Además, destaca que el fascismo histórico, surgido en Europa en el siglo XX, no puede compararse directamente con las dinámicas políticas actuales de Venezuela.
Varnagy concluye que tanto el gobierno como la oposición pueden utilizar el término «fascismo» como una herramienta retórica para desacreditar al adversario, pero que en la práctica, ninguno de los dos actores políticos cumple con los requisitos necesarios para ser considerado un régimen fascista. La acusación mutua de fascismo, más que reflejar una realidad política, refleja la polarización y el enfrentamiento ideológico que caracteriza la situación en Venezuela.
Lea también: España pide a Unión Europea discutir situación de Venezuela a mediados de octubre
