Cada día, alrededor de 200 venezolanos cruzan la frontera a pie, buscando un futuro mejor en Perú y otros destinos.
Este flujo constante de migrantes no solo representa una búsqueda de oportunidades, sino que también expone a estas personas a numerosos riesgos, incluyendo la violencia sexual y la falta de acceso a servicios de salud y necesidades básicas, según alertó la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Estos «caminantes» enfrentan peligros significativos a lo largo de su travesía. Desde el acecho de grupos criminales y traficantes que controlan las rutas, hasta los desafíos naturales del terreno, la situación es especialmente grave para mujeres jóvenes y familias con niños pequeños.
La ONU destacó que muchos migrantes recorren cientos de kilómetros a pie, transitando por caminos montañosos que conectan ciudades como Bogotá, Lima, Santiago de Chile y La Paz.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) está en el terreno brindando asistencia vital a estos migrantes en tránsito. A través de la distribución de alimentos, agua, kits de higiene e información sobre las rutas a seguir, la OIM busca aliviar la difícil situación que enfrentan. “La gente no tiene que venir a nosotros, nosotros vamos hacia ellos”, afirmó Pedro Balladares, oficial en terreno de esta agencia de la ONU. “Las personas están en una situación muy difícil. Han viajado muy lejos”, agregó.
Perú se ha convertido en el segundo mayor destino del mundo para migrantes y refugiados venezolanos, con aproximadamente 1,5 millones de personas buscando refugio en su territorio. La frontera norte del país, que une Aguas Verdes con la ciudad ecuatoriana de Huaquillas, se ha convertido en el principal punto de acceso para estos migrantes.
En 2023, más de 162.000 migrantes y refugiados, principalmente de Venezuela, ingresaron a Perú a través de esta frontera, mientras que casi 120.000 personas optaron por salir del país por el mismo cruce.
Para muchos, Perú es solo una parada en su camino hacia el norte, con destinos finales como México o Estados Unidos, o hacia el sur, con países como Bolivia y Chile. Sin embargo, la realidad del viaje es dura y llena de desafíos.
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