La tasa de inflación mensual en septiembre de 2024 se situó en 3,4 % y la anualizada en 46 %, lo que denotó una aceleración del aumento de los precios respecto a agosto. La tasa acumulada alcanzó a 30,4 %.
Desde el punto de vista macroeconómico, estos resultados están en correspondencia con la depreciación del bolívar en el mercado paralelo de 3% y con la expansión de la liquidez monetaria de 4,7 %, ambas en septiembre con relación a agosto. En una economía altamente dolarizada como la venezolana, el ajuste del tipo de cambio del bolívar respecto al dólar usualmente se traspasa de forma casi lineal a los precios, tomando en cuenta que la tasa de cambio del dólar en el mercado paralelo es la variable más importante para la formación de los precios, no la tasa oficial.
En términos de rubros, los que reflejaron los mayores aumentos fueron educación 6 %, alimentos 5,1 %, servicios 4,5 % y esparcimiento 4,1 %. Referente a la educación, los incrementos más significativos estuvieron en la mensualidad de los colegios 14,1 %, matrícula de universidades 6,2 % y los textos de educación básica 2,9 %.
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Por su parte, en el alza de los precios de los alimentos influyó los aumentos del pan 16,3 %, el pescado 6,8 %, bebidas lácteas 13,1 %, caraotas negras 14,4 % y frutas 14,3 %, entre otros bienes. A nivel de servicios, el aseo urbano se incrementó 4 % y la televisión por cable 3 %, en tanto que los precios de la electricidad y la telefonía se mantuvieron igual.
Desde el punto de vista regional, los precios subieron más en Nueva Esparta con 4,6 %, Zulia 3,4 %, Distrito Capital 3,2 % y Anzoátegui 3,1 %.
Finalmente, es un hecho que el anclaje del tipo de cambio oficial y la menor depreciación del bolívar en el mercado paralelo han contribuido a la desaceleración de la inflación. No obstante conviene advertir que ese anclaje cambiario es altamente riesgoso cuando la inflación tarda en converger a la tasa internacional, al restarle competitividad a los bienes producidos localmente, en un entorno de altos impuestos, deficiencias en la infraestructura y los servicios públicos y otros costos que encarecen la producción nacional.