En el corazón del Parque Nacional Canaima, la Sinfónica Coral Kanaimö ha emergido como un fenómeno cultural que está encantando a audiencias de todo el mundo. Este grupo de niños y jóvenes de la comunidad Pemón busca preservar y enaltecer su rica cultura a través de la música, creando un impacto emocional profundo en quienes los escuchan.
El director de la sinfónica, Ramsés Martínez, explica que el proyecto nació de la necesidad de mantener vivas las tradiciones, el idioma y la música del pueblo Pemón Kamarakoto. “Cada uno de ellos nos muestra lo que realmente implica ser humanos y entender el respeto y cariño que le debemos a la naturaleza”, afirma Martínez.
La Sinfónica Canaima ha ganado notoriedad no solo en redes sociales, sino también entre los turistas que visitan esta región, logrando tocar los corazones de muchas personas. Su primer álbum, titulado “Patamuna”, ya está disponible en plataformas digitales e incluye sencillos que combinan el español y el pemón, reflejando la conexión del grupo con su tierra y su cultura.
A pesar de su éxito, el grupo enfrenta el desafío de establecer una escuela de música propia, un sueño que ha comenzado a materializarse pero que aún requiere apoyo material y financiero. Martínez señala que, a medida que aumenta el número de estudiantes, la necesidad de un espacio adecuado se vuelve imperativa para proteger los instrumentos y facilitar la enseñanza.
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Con aproximadamente 180 niños involucrados, la Sinfónica Canaima se prepara para realizar su primera gira de medios, con la esperanza de expandir su mensaje y propósito. Además, buscan construir una orquesta más grande que represente no solo al pueblo Pemón, sino también a otras comunidades indígenas del país.
La Sinfónica Canaima no solo es un grupo musical, sino una fuente de esperanza y motivación para las nuevas generaciones, demostrando que la cultura y la música pueden ser herramientas poderosas para el cambio y la conexión en un mundo cada vez más globalizado.
