El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yvan Gil, realizó serias acusaciones contra el gobierno argentino, señalando al presidente Javier Milei y a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como presuntos implicados en un plan terrorista contra Caracas. En ese sentido, Gil afirmó que las autoridades argentinas intentaron introducir «elementos violentos» en el país, lo que consideró un «grave error».
La controversia se intensificó tras la detención de Nahuel Agustín Gallo, un suboficial de la Gendarmería Nacional Argentina, arrestado al ingresar a Venezuela desde Colombia. Gil aseguró que Gallo «se quiso infiltrar» y está siendo procesado con respeto al Estado de Derecho venezolano. En respuesta, Milei exigió la liberación inmediata de Gallo y anunció que se buscarán vías diplomáticas para su repatriación.
La situación ha generado tensiones diplomáticas entre Caracas y Buenos Aires, especialmente después de que el gobierno argentino denunciara ante la Organización de Estados Americanos el hostigamiento del régimen de Nicolás Maduro a opositores asilados en su embajada en Venezuela. Opositores cercanos a María Corina Machado han expresado su preocupación por el creciente asedio policial en la sede diplomática.
Las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Argentina se rompieron tras la controversia sobre los resultados de las elecciones presidenciales de julio, donde proclamaron a Maduro como ganador. Este conflicto ha llevado a la intervención de otros países, como Colombia, que ha instado a Venezuela a respetar el Derecho Internacional y ha ofrecido su ayuda para garantizar la protección de la embajada argentina en Caracas.
Las acusaciones de Gil y la respuesta de Milei han puesto de manifiesto la tensión existente entre ambos gobiernos, en un contexto donde la situación política en Venezuela sigue siendo crítica.
