En 1543 la Corona española emite un edicto para definir según su legislación quienes eran esclavos o no. Igualmente, se prohíbe que pasen a las Indias los esclavos ladinos y los esclavos jelofes. A fin de mantener la población negra como una casta. Igualmente, se dispuso que el matrimonio fuera entre la misma gente de color, procurando en lo posible que, habiendo de casarse los Negros, sea el matrimonio con Negras.
Además, establecieron que al casarse no quedarían libres por haberse casado, aunque intervenga para esto la voluntad de sus amos. Al ser la legislación indiana complementaria de la castellana, parece que no fue necesario disponer la esclavitud de vientres, es decir, el considerar como esclavos a los hijos de las esclavas, ya que esto está en Las Siete Partidas.
Es Simón Bolívar el primero en intentar acabar con tan odiosa institución cuando el 11 de enero de 1820, en el Congreso de Angostura, decreta la abolición progresiva de la esclavitud en todo el territorio nacional. Esta decisión en su momento fue un paso importante hacia la libertad y la justicia social en la región.
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El mismo José Antonio Páez nos recuerda que ninguna ley había sido tan importante como la referida a la Manumisión expedida por el Congreso el 30 de septiembre de 1830 y mandada ejecutar bajo sus órdenes el 2 de octubre del mismo año, pero que vino a ser el General José Gregorio Monagas quien terminara con tan odiosa institución esclavista violadora de los derechos humanos.
Hoy, como hace dos siglos, Venezuela está decidida a romper las cadenas de la nueva esclavitud que Nicolás Maduro intenta imponer al desconocer los resultados electorales y asumir nuevamente la presidencia sin legitimidad. Esta nueva forma de esclavitud dictatorial, no se puede tolerar.
La lucha por la libertad y la justicia continúa, y así como Bolívar y Páez lideraron la abolición de la esclavitud en el pasado, hoy los venezolanos permanecemos unidos y firmes para reclamar nuestro derecho a vivir en una nación libre, democrática y sin dictadura. ¡No más esclavitud!
Por Douglas Zabala