El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, decidió retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. La Casa Blanca anunció esta medida en un contexto de negociaciones entre ambos países, que incluye la liberación de manifestantes encarcelados durante las protestas de julio de 2021 en la isla.
Poco después del anuncio de la Casa Blanca, el Ministerio de Exteriores cubano confirmó la liberación de 553 reclusos, aunque no especificó sus identidades ni la fecha de su excarcelación. Esta liberación ha sido interpretada como parte del acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y Cuba, que también involucra a la Iglesia Católica como mediadora.
La administración de Biden justificó su decisión al afirmar que Cuba no ha proporcionado apoyo al terrorismo en los últimos seis meses y ha garantizado que no lo hará en el futuro. Esta decisión marca un cambio significativo en la política estadounidense hacia Cuba, dado que el expresidente Donald Trump había reincorporado a la isla a la lista en 2021, citando razones de seguridad nacional.
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El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó esta medida como un paso «en la dirección correcta», aunque lo considera de «alcance limitado» debido a que persisten otras sanciones severas impuestas por Estados Unidos.
La retirada de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo podría facilitar su acceso a transacciones internacionales y mejorar la economía de la isla, que atraviesa una severa crisis económica caracterizada por la escasez de alimentos y medicinas.
Este cambio en la política de Estados Unidos se produce en un momento crítico, ya que se espera que la administración de Trump, que asumirá el 20 de enero, intente revertir esta decisión. La situación sigue generando reacciones mixtas tanto en Estados Unidos como en Cuba, donde se espera que las implicaciones de este acuerdo se desarrollen en los próximos días.
Con información de BBC