Una de las tradiciones más emblemáticas de los fieles católicos durante la Semana Santa es el consumo de pescado en sustitución de la carne roja, sobre todo los días Jueves y Viernes Santo.
Según estipula el Código de Derecho Canónico, el cual contiene diversas normas, derechos y obligaciones de la iglesia católica: “todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia”, siendo esta costumbre de evitar comer carne roja, una manera de honrar la muerte de Jesús.
En este sentido, la referida normativa señala que “Ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo”.
De acuerdo con ésta creencia, el ayuno y la abstinencia ayudan a que las personas muestren gratitud hacia Dios.
La carne, entonces, es apenas un símbolo. Los cristianos pueden privarse en realidad de cualquier otra comida que les guste mucho.
El foco debería estar puesto en el espíritu del hecho y no en el sentido culinario.
“No importa tanto si se come carne específicamente, lo importante es la actitud estar haciendo algo que implica una ruptura con lo ordinario, para pensar un poco más en las realidades espirituales, a la dedicación de cosas más importantes”, indicó Roberto Bosca, especialista religioso y director académico del CUDES (Instituto de Cultura del Centro Universitario de Estudios).
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