El caso de Clarisa Figueroa en EE.UU, la mujer que asesinó a Marlén Ochoa López y le sacó el bebé del vientre, es un acto de crueldad que ha dejado mucho que hablar.
La forma en que engañó a esta joven de tan solo 19 años y embarazada con la supuesta promesa de regarle ropa para el bebé, en el que ambas tuvieron comunicación a través de la red social de un grupo que era para mujeres jóvenes embarazadas, lo peor aún es que López no sabía que iba ser su último día, esto sucedió en abril del 2019.
A continuación, con la ayuda de su hija Desiree, estranguló con un cable a la embarazada, y le extrajo al bebé del vientre con un cuchillo de cocina y luego dejó su cadáver en el tacho de basura.
Además, llamó al 911 para denunciar que acababa de dar a luz a un bebé que no respiraba. El pequeño falleció posteriormente por una severa lesión cerebral que le provocó la falta de oxígeno, tras pasar siete semanas en el hospital en condición crítica.
Al pasar casi cinco años para que Figueroa confesara su culpabilidad solo agrava la tragedia y la injusticia de este caso, donde le pusieron una pena de 50 años de prisión este martes 16 de abril.
La colaboración de Desiree en este crimen atroz también es desgarradora. El hecho de que haya aceptado testificar contra su madre a cambio de una pena reducida no borra su participación en el asesinato de López y el sufrimiento causado a la familia de la joven.
Las palabras del esposo de la joven, Yovanny López, refleja el profundo dolor y la angustia que esta tragedia ha causado en su vida.
«El recuerdo del último aliento de mi hijo en mis brazos es una herida que nunca sanará, y el hecho de que mi otro hijo haya perdido a su madre para siempre deja una cicatriz imborrable en nuestros corazones» dijo el hombre.
Con información de RT
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