¡Vivimos en tiempos tan confusos! Que analfabetas como el genocida Maduro y sus adláteres del partido, afirman que la revolución es la venganza por la muerte de su padre.
Deploran la idea del uso de la razón y la ciencia, sin darse cuenta, que la industrialización y la ilustración, son la salida a la crisis. Crisis que ha sumergido al Estado, en un populismo deletéreo y criminógeno organizado. Que genera diferentes modelos de negocios dentro del propio Estado y a su vez, los mecanismos para permitir una aparente legalidad y constitucionalidad de tales ilícitos.
Los populistas están en el lado oscuro de la historia, sean estos de derecha o de izquierda. Al igual que los profesionales del apocalipsis. Aquellos irredentos que dicen que “el país va cada día peor y sólo nosotros podemos salvarlo”. Me refiero a los políticos que dicen ser líderes de la oposición representativa llámese PUD, MUD, Frente amplio, en fin, todos aquellos que produjeron la llegada de esta peste en la Venezuela de la cuarta República. Llevando ambas tendencias, a la sociedad venezolana a un axioma de debilidad moral, donde no pueda reclamarle a sus líderes sus faltas morales, porque también las han cometido. Y además justificarse, con comentarios como “ellos roban y dejan robar” o “a mí no me den, póngame donde haiga”.
Ambos factores de poder. Tienen en común una mentalidad tribal, la misma que conduce una al pendejismo y la otra a un régimen autoritario hegemónico con rasgo de totalitarismo. Sienten hostilidad hacia las instituciones, buscan un líder natural que exprese la pureza y la verdad de la tribu. Les cuesta aceptar la idea democrática e ilustrada, que el gobernante es un custodio temporal del poder sometido a deberes y limitaciones. Y que han generado, el más terrible de todos los sentimientos. ¡Tener la esperanza muerta!
Esta elegante evaluación, de la condición del liderazgo político venezolano en el tercer milenio, me vino inspirada con la lectura del libro “En defensa de la Ilustración” del científico e intelectual Steven Pinker. Quien nos insta a ver con otra perspectiva los titulares alarmistas y las profecías de la perdición que juegan con nuestros prejuicios psicológicos. En cambio, haciendo uso de datos empíricos, muestra que la vida, la salud, la prosperidad, la seguridad, la paz, el conocimiento y la felicidad van en aumento, sin darnos cuenta. En criollo pues, ¡nos la pasamos llorando en vez de vender pañuelos!
Ahora bien, si creías que el país estaba llegando a su fin, esto te debe interesar: «Los venezolanos se han quedado sin alternativas en sus esfuerzos por escapar del autoritarismo. La oposición ha intentado todo lo ya conocido para restaurar la democracia. Nada ha funcionado. Cada día que pasa, el régimen se vuelve más autoritario». Tomado del artículo publicado por el New York Times de Javier Corrales, profesor de Ciencias Políticas en Amherst College.
Para entender la falta de opciones en Venezuela. Es útil revisar, leer y estudiar (elementos de la Ilustración), los factores que los investigadores de las ciencias políticas y sociales como: Javier Corrales, Jhon Magdaleno; Sergio Bitar; Abraham Lowenthal; Carlos Rojas; PNUD, entre otros. Que con gusto a vuestra petición para un debate os los daría en digital. Han analizado ¿cómo salir de un régimen autoritario?
Muchos venezolanos, piensan que la grave crisis económica derrocará a la dictadura; sin embargo, hay que advertir que los dictadores y el régimen autoritario hegemónico con rasgo de totalitarismo, rara vez caen ante la presión económica. De hecho, tienden a sobrevivir a la recesión económica y la usan como excusa (el imperio contraataca, la iguana cañadera, la guerra económica, el equinochi, Obama, Donald Trump, las sanciones etc.), para ser aún más represivos.
Esta es una de las razones por las que las sanciones económicas son poco eficaces, para provocar un cambio de régimen a lo interno. El régimen venezolano ya ha sobrevivido diez años de contracción económica, bajo sanciones externas cada vez mayores.
Por otro lado, las insurrecciones civiles funcionan mejor. Pero sólo si el Estado no está dispuesto a reprimirlas. Desde 2001, el gobierno ha reprimido las principales olas de protestas violentas y pacíficas.
Luego, están los golpes militares. Tienen mayor probabilidad de sacar del poder a los líderes autoritarios. Sin embargo, los golpes de Estado en contra de los autócratas se han vuelto cada vez menos frecuentes por una razón: los gobiernos actuales tienen mejores formas de detectar y, por ende, frustrar los posibles golpes. Incluso cuando ocurren, la mayoría de los golpes de Estado contra los autócratas no conducen a la democracia: sustituyen autocracias viejas con autocracias nuevas.
Así que, los venezolanos esperan que la economía; las sanciones en contra del gobierno; que vengan los marines; las protestas civiles o un golpe militar restauren la democracia; podrían estar esperanzados contra toda esperanza. A esto le llamo ¡Tener la esperanza muerta!
Ante la pregunta ¿votar o no votar? Deberíamos preguntarnos más bien si ¿votar es mejor que no hacer nada?
Para mí, la respuesta es votar. Al no hacer nada, es decir, optar por la abstención, los venezolanos dejamos a Maduro en el poder, lo digo así porque lo que está de moda es la “abstención castigo” hasta que se vaya el autócrata. A mí entender nunca más se participaría en una elección popular legitima o no. Mientras, el genocida de Miraflores se hace más fuerte dentro de su partido, admirado por lograr una victoria en medio del colapso económico, político y social.
El investigador social Jhon Magdaleno, presentó una investigación comparada con unos resultados interesantes; se refirió al estudio hecho por varios politólogos sobre 61 casos exitosos de transición a la democracia desde regímenes autoritarios como el venezolano. Donde influyeron la negociación y el voto. ¡Escuchó bien! Negociación y Voto.
¿Qué encontramos en ese estudio? 15 de los 61 casos y en 14 de ellos hubo un conflicto armado previo que posibilitó la intervención militar extranjera, la única excepción es Panamá y Granada. Reveló que en el resto de los casos donde tuvieron una intervención militar extranjera, no se instaló después una democracia.
Los 46 casos restantes, operaron por dos vías: una transición por colapso, es decir, una insurrección armada y el resto de los casos, la mayoría, fueron transiciones negociadas. Narra el experto: “Yo no he encontrado un caso en que la abstención masiva facilite la fractura de la coalición dominante, ni siquiera el caso de Toledo en Perú”.
Magdaleno también refirió que en 55% de los casos, el desencadenante del cambio democrático fue dado por condiciones internas, 49% de estos casos fue posible a través de negociaciones, las cuales fueron privadas y no mediatizadas. Especificó que en cada uno de los escenarios no existían condiciones electorales satisfactorias.
Una transición hacia la democracia, se inicia cuando los gobernantes autoritarios deciden restituir las garantías, que han sido violadas, y la forma de obligarlos es formulándole crecientes costos políticos y amenazas al régimen.
Para vencer al populismo deletéreo y criminógeno organizado (esta mi tesis) se debe reconocer el valor del progreso. Hay un hábito muy extendido entre intelectuales, periodistas, twiteros, políticos; que consiste en destacar solo lo negativo, en describir el mundo como si estuviera siempre al borde de la catástrofe y que no existe solución al problema.
Si la gente sensata deja de creer en la verdad y los datos empíricos. La reacción razonable es combatir sus mentiras con nuestras mentiras, su propaganda con nuestra propaganda. Pero la única forma de combatir la mentira es diciendo la verdad, ser aún más transparentes, más objetivos y rigurosos.
Debemos transformarnos en ese tipo de personas con olor a yo quiero, yo puedo, “vamos a echarle bolas”; es posible y me lo merezco; con gusto a no lo sé todo, escucho y aprendo; con mirada de si, y sonrisa de gracias. Atrévete, asume el Compromiso con confianza y serenidad. Deja de decir que no se puede; deja de decir este régimen no sale con votos; deja de ser pesimista, ponte a leer y conviértete en un Ilustrado para hacer las cosas diferentes y obtener resultados diferentes.
Gervis Medina: Abogado, criminólogo y escritor venezolano.
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