La presión del expresidente republicano, Donald Trump, en pleno año electoral, ha llevado al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a modificar la política migratoria del Partido Demócrata y proponer restricciones significativas en la frontera con México.
La Casa Blanca propuso el recorte del sistema de asilo y aumentar las devoluciones rápidas de migrantes, una demanda largamente esperada por los republicanos, a cambio de obtener nueva ayuda militar y, para Ucrania aprobada por el Congreso.
A pesar de estas concesiones, los seguidores de Trump consideran que no son suficientes y muestran poca disposición a negociar con Biden a tan solo nueve meses de las elecciones.
Biden sin saber qué hacer
Biden llegó al poder presentándose como una alternativa total a Trump, quien en 2016 propuso la construcción de un muro fronterizo.
El demócrata había prometido convertir a Estados Unidos en un “lugar seguro para refugiados y solicitantes de asilo”, así como otorgar un estatus legal a los más de 11 millones de migrantes indocumentados en el país.
Sin embargo, esas promesas han quedado en segundo plano ante el aumento global del movimiento de personas y la presión interna para controlar la llegada de extranjeros, especialmente tras dos años consecutivos con más de 2 millones de cruces fronterizos irregulares.
La urgencia por lograr que los republicanos aprueben la ayuda militar para Ucrania ha llevado a la Casa Blanca a negociar un pacto migratorio que implica cambios significativos en las leyes migratorias, enfocados en restringir el derecho al asilo.
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Redacción Web