Una investigación alarmante reveló que en las fábricas chinas, los empleados encargados del control de calidad de los vapeadores se exponen a niveles extremadamente altos de sustancias químicas.
Estos trabajadores pueden inhalar hasta 10.000 caladas por turno, lo que representa un grave riesgo para su salud.
A pesar de esta exposición constante, los dispositivos no son debidamente higienizados antes de ser empaquetados y enviados a los consumidores, poniendo en duda los estándares de seguridad en la producción de estos productos.
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