En un país donde el hermetismo y las estrictas políticas internas son la norma, Corea del Norte ha sorprendido al mundo con una medida insólita emitida por su líder, Kim Jong-un.
La reciente orden exige a los ciudadanos recolectar y entregar grandes cantidades de sus propias heces para utilizarlas como fertilizante en la agricultura, una decisión que ha generado una gran polémica y descontento entre la población.
La agricultura en Corea del Norte enfrenta serios desafíos, incluyendo la escasez de fertilizantes químicos y maquinaria moderna.
Históricamente, el régimen ha dependido del apoyo externo para mantener su producción de alimentos, pero ante la creciente crisis alimentaria, ahora recurre a métodos poco convencionales.
Según informes de medios internacionales como Radio Free Asia (RFA) y el Mirror, la ordenanza impone cuotas drásticas: cada adulto debe entregar 500 kilogramos de abono, mientras que los niños en edad escolar deben aportar 200 kilogramos. Estas cifras son significativamente superiores a la cantidad de excrementos que una persona promedio produce anualmente, lo que ha llevado a la creación de un mercado negro y ha desatado tensiones en las comunidades.
La reacción de la población ha sido de profundo malestar. Muchos norcoreanos se enfrentan a grandes dificultades para cumplir con las cuotas impuestas, lo que ha llevado a comportamientos desesperados. Se han reportado robos de excrementos de letrinas públicas y privadas, y la situación ha escalado a enfrentamientos violentos.
Un incidente alarmante reportado por RFA involucró a dos hombres que resultaron gravemente heridos tras una pelea con hachas y palas por el control de los excrementos de una letrina. Además, se dio a conocer el caso de un estudiante de secundaria sorprendido recolectando heces en un baño público, lo que provocó una confrontación entre su madre y el líder de la comunidad.
Lea también: Países Bajos responde a Venezuela con la expulsión de dos diplomáticos