La Corte Suprema de Estados Unidos ha emitido una reprimenda al expresidente Donald Trump tras sus comentarios en contra del juez federal James Boasberg, quien ordenó suspender las deportaciones de migrantes venezolanos bajo la controvertida ley de enemigos extranjeros de 1798. Trump había solicitado la destitución del juez a través de su plataforma Truth Social, calificándolo de «juez corrupto» y «lunático de la izquierda radical».
El magistrado Boasberg había dictado una orden que detenía temporalmente la expulsión de más de 200 migrantes, a quienes el gobierno estadounidense acusa de pertenecer a la pandilla venezolana Tren de Aragua y a la Mara Salvatrucha, ambas designadas como organizaciones terroristas por el Departamento de Estado.
El jefe de la Corte Suprema, John Roberts, respondió a los ataques de Trump, afirmando que la destitución de un magistrado no es una respuesta apropiada ante un desacuerdo sobre una decisión judicial. Esta intervención subraya la independencia del poder judicial y su resistencia a las presiones políticas.
Trump, por su parte, defendió su postura, alegando que su administración está cumpliendo con las demandas de los votantes en su lucha contra la inmigración ilegal. Sin embargo, sus comentarios han generado un debate sobre el respeto a la judicialidad y el papel del poder judicial en un sistema democrático.
La situación ha puesto de relieve las tensiones entre el ejecutivo y el poder judicial en EE.UU., especialmente en el contexto de la política migratoria y la creciente polarización en el país. La administración Biden ha continuado con las deportaciones, argumentando que los migrantes ya habían sido enviados al exterior antes de la orden del juez.
Con información de AFP
