La modelo y empresaria Elsa Thora ha sacudido al mundo con una propuesta que raya en la ciencia ficción: dar a luz al primer ser humano en Marte, y nada menos que con Elon Musk como padre. Esta audaz idea, lanzada al universo mediático, ha generado un intenso debate sobre los límites de la exploración espacial y las implicaciones éticas de tal hazaña.
Thora, conocida por sus provocativas declaraciones, ve en esta propuesta un símbolo de la ambición humana y un paso hacia la colonización de Marte.
La modelo argumenta que llevar la vida humana al planeta rojo sería un hito histórico y una fuente de inspiración para las futuras generaciones. Su visión, aunque ambiciosa, ha encontrado eco en aquellos que ven en Musk al visionario capaz de hacer realidad este sueño.
Sin embargo, la propuesta de Thora ha sido recibida con escepticismo y críticas por parte de expertos en bioética y científicos. Las condiciones extremas de Marte, como la baja gravedad y la alta radiación, plantean riesgos inimaginables para un recién nacido. Además, la falta de infraestructura médica en el planeta rojo haría que cualquier complicación durante el embarazo o el parto fuera prácticamente imposible de manejar.
Por su parte, Elon Musk, el principal objetivo de la propuesta, aún no se ha pronunciado al respecto. El magnate sudafricano ha expresado en múltiples ocasiones su interés en colonizar Marte, pero siempre ha enfatizado los desafíos técnicos y logísticos que implica dicha empresa. La idea de tener hijos en el planeta rojo, aunque intrigante, parece estar más allá de sus prioridades actuales.
La propuesta de Thora ha desatado un intenso debate en las redes sociales y en los medios de comunicación. Mientras algunos aplauden su audacia y visión futurista, otros la consideran una distracción de los problemas reales que enfrenta la humanidad en la Tierra. La pregunta que surge es: ¿es ético arriesgar la vida de un ser humano para satisfacer nuestra curiosidad y ambición de explorar el cosmos?
Lea también: Zayn Malik honró la memoria de Liam Payne en su concierto en Inglaterra