La Policía Federal de Brasil desmanteló este martes una organización criminal, integrada mayoritariamente por militares entrenados por las Fuerzas Especiales, que planeaba el asesinato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para impedir su toma de posesión tras su victoria en las elecciones de 2022.
El plan, denominado «Puñal verde y amarillo», contemplaba también el asesinato del vicepresidente Geraldo Alckmin y del magistrado del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, con el objetivo de «restringir el libre ejercicio del Poder Judicial».
Moraes es el juez instructor del proceso que investiga los actos golpistas del 8 de enero de 2023, cuando simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro asaltaron las sedes de los tres poderes del Estado en un intento de derrocar a Lula.
Según las investigaciones, la operación criminal estaba prevista para el 15 de diciembre de 2022, 45 días después de la victoria de Lula en las elecciones.
El plan incluía la creación de una «oficina de gestión de crisis institucional» integrada por los propios implicados, la cual detallaba los «recursos humanos y militares necesarios» para llevar a cabo el asesinato, demostrando un «alto nivel de conocimientos técnico-militares», según la Policía.
La «Operación Contragolpe», lanzada por la Policía este martes, incluye órdenes de prisión preventiva, allanamientos e incautaciones, además de medidas cautelares como la prohibición de salida del país.
Los involucrados podrían ser juzgados por los delitos de abolición violenta del estado democrático de derecho, golpe de estado y organización criminal.
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