El consumo de alcohol es un problema de salud pública de gran magnitud a nivel mundial, con 2,6 millones de muertes relacionadas cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque la tasa de mortalidad ha disminuido ligeramente desde 2010, la OMS consideró que la cifra actual sigue siendo «inaceptablemente alta». Las muertes relacionadas con el consumo de alcohol representan una de cada 20 muertes en el mundo, afectando principalmente a hombres, que representan casi tres cuartas partes de las muertes por consumo de alcohol.
El grupo de edad más perjudicado por este problema es el de entre 20 y 39 años, con un 13% de las muertes atribuibles al alcohol.
Las principales causas de estas muertes incluyen accidentes de tráfico, cirrosis hepática, enfermedades cardiovasculares y diversos tipos de cáncer.
Además, el consumo de alcohol está asociado a problemas de salud mental, violencia y debilita el sistema inmunológico, lo que hace a las personas más propensas a enfermedades infecciosas.
Ante esta situación, la OMS hizo un llamado urgente a los gobiernos y las organizaciones de salud pública para tomar medidas más contundentes para reducir el consumo de alcohol y sus graves consecuencias.
Entre las medidas recomendadas por la organización se encuentran mejorar el acceso a programas de tratamiento de calidad para la dependencia del alcohol, implementar campañas de sensibilización sobre los riesgos del consumo de alcohol, establecer políticas más estrictas sobre la venta y el consumo de alcohol, y fortalecer los sistemas de salud para abordar los problemas relacionados con el alcohol.
Además, algunos datos adicionales del informe muestran que el consumo per cápita más alto se registra en Europa, seguido por las Américas, y que un 23,5% de los jóvenes de entre 15 y 19 años en el mundo son bebedores habituales.
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