El gabinete de seguridad israelí se reunirá este martes para deliberar sobre un posible alto el fuego con Hezbolá, tras dos meses de conflicto abierto con el movimiento islamista proiraní.
A pesar de las conversaciones sobre una tregua, Israel continúa llevando a cabo bombardeos en los bastiones de Hezbolá, especialmente en los suburbios del sur de Beirut, donde al menos 31 personas perdieron la vida el lunes, según informes oficiales.
El enfrentamiento entre Israel y Hezbolá se intensificó a finales de septiembre, luego de meses de tensiones y enfrentamientos. En este contexto, Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, afirmó que Israel «no tiene excusa» para rechazar un alto el fuego.
La ONU también ha reiterado su llamado a un «alto el fuego permanente» en Líbano, Israel y la Franja de Gaza.
La viceministra de Exteriores israelí, Sharren Haskel, confirmó que el gabinete de seguridad se reunirá para discutir la posibilidad de un acuerdo. Mientras tanto, John Kirby, portavoz de la Casa Blanca, indicó que «creemos que hemos llegado al punto en el que estamos cerca» de un acuerdo.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, advirtió que su país actuará «con fuerza» ante cualquier violación de un posible pacto. Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023 entre Israel y la Franja de Gaza, la violencia se ha extendido a Líbano, provocando el desplazamiento de decenas de miles de civiles en las regiones fronterizas del norte de Israel y el sur del Líbano.
Según informes de Axios, el acuerdo en discusión se basa en un proyecto estadounidense que propone una tregua de 60 días, durante la cual tanto Hezbolá como el ejército israelí se retirarían del sur de Líbano para permitir el despliegue del ejército libanés en la zona. Estados Unidos habría garantizado su apoyo a acciones militares israelíes en caso de hostilidades por parte de Hezbolá.
La mediación se fundamenta en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006 y establece que solo el ejército libanés y las fuerzas de paz pueden operar en la frontera sur de Líbano.
Sin embargo, algunos residentes israelíes expresan su preocupación por un posible acuerdo similar al de 2006. Dorit Sison, una mujer de 51 años que vive en el norte de Israel, teme que esto permita a Hezbolá «rearmarse», señalando la existencia de túneles y cohetes en manos del grupo. Por otro lado, Nahum Donita, un residente de Tel Aviv de 60 años, manifiesta su desconfianza tanto hacia Hezbolá como hacia el gobierno israelí, afirmando que «no se puede confiar en Hezbolá, siempre lo demostraron».
Además,vIsrael sostiene que su objetivo es neutralizar al movimiento chiita en el sur de Líbano para asegurar su frontera y facilitar el regreso de 60.000 residentes desplazados por el conflicto.
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