La izquierda francesa protagonizó este domingo 7 de julio un gran vuelco electoral al quedar en cabeza de las eleccione legislativas, por delante del bloque macronista, lo que relegó a la favorita, la ultraderecha de Marine Le Pen, al tercer lugar.
Pero el imprevisto mapa político que deja la segunda vuelta anticipa una Asamblea Nacional enormemente dividida y sin mayorías claras, por lo que la gobernabilidad de Francia entra en una fase muy incierta, más aún en un país sin tradición de coaliciones ni alianzas.
El Nuevo Frente Popular (NFP) de socialistas, comunistas, ecologistas y la más radical La Francia Insumisa (LFI) quedó en primer lugar, con entre 195 y 208 diputados.
Por su parte, el bloque macronista, formado por tres partidos, logró de 161 a 169 escaños, con una caída apreciable respecto a los 250 que tenía antes, pero mucho menos pronunciada de lo que vaticinaba la primera vuelta.
Y el tercer puesto fue para la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que partía como gran favorita tras su victoria en la primera vuelta y los pronósticos de los sondeos publicados hasta el viernes, pero que se quedó en 135-143.
El conservador Los Republicanos (LR) se mantiene a pesar de algunas deserciones al RN y tendría 63 diputados.
Con una participación muy alta, en torno al 67 %, la mayor en varias décadas. Muchos franceses parecen haberse movilizado para frenar la llegada al poder de la ultraderecha tras su triunfo en la primera vuelta del 30 de junio.
En una Asamblea de 577 diputados, la mayoría absoluta está en 289, una cifra solo alcanzable con pactos que ahora mismo se presentan como improbables ante el veto de los macronistas y los conservadores a LFI, que tendrá más de 80 diputados.
Con información de EFE