A propósito de la última elección presidencial realizada el 28 de julio, donde todavía el Consejo Nacional Electoral (CNE) no termina de publicar sus resultados de forma desagregada, en su página web como ha sido su costumbre en las últimas dos décadas, es oportuno recordar nuestra primera elección democrática presidencial realizada bajo el gobierno provisional de Rómulo Betancourt el 14 de diciembre de 1947.
En esas primeras elecciones directas y secretas el país se preparó para elegir, no solo al presidente de la República, sino también a los integrantes del Congreso Nacional y a los diputados de las Asambleas Legislativas. Este evento marcó un paso decisivo hacia la consolidación de un sistema democrático que había sido anhelado por generaciones enteras a un costo de encarcelaciones, destierro y hasta asesinatos de sus dirigentes políticos.
Las elecciones de 1947 fueron el resultado de un proceso político agitado, donde la lucha por la democracia y los derechos ciudadanos se había intensificado tras años de dictaduras y gobiernos autoritarios. La convocatoria electoral simbolizaba un compromiso de cambio con la participación ciudadana, valores que habían sido reprimidos durante períodos oscuros de la historia venezolana y que en ese momento los candidatos presidenciales Rómulo Gallegos, Rafael Caldera y Gustavo Machado se comprometían a respetar sus resultados.
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Hoy, al reflexionar sobre las elecciones de 1947, es fundamental recordar la importancia del voto como herramienta de cambio. En un mundo donde los derechos democráticos enfrentan constantes amenazas, el legado de aquel 14 de diciembre nos recuerda la responsabilidad colectiva que tenemos para proteger y fortalecer nuestra democracia. No debemos olvidar lo que costó llegar hasta aquí y seguir luchando por los principios que nos unen como sociedad.
El 10 de enero al pueblo que salió a votar el 28 de julio, se le debe reconocer su derecho a elegir y a vivir en democracia, sin pretensiones dictatoriales, como cuando eligió al viejito Rómulo Gallegos, presidente de la República y los candidatos perdedores reconocieron sus resultados.
Por Douglas Zabala