Hoy, Miércoles Santo, mejor conocido como día de la traición, concluye la Cuaresma y, al mismo tiempo, termina la primera parte de la Semana Santa, la Semana Mayor. Mañana, jueves, se da inicio al Triduo Pascual, núcleo de las celebraciones litúrgicas de la Iglesia dentro el año.
Miércoles: El día de la traición
En este día se recuerda el episodio más oscuro de la vida de Judas Iscariote, el traidor, nada menos que uno de los Doce. Hoy viene a nuestras mentes, siguiendo las Sagradas Escrituras, la noche en la que el Iscariote se reúne con el Sanedrín, tribunal religioso judío, y pacta con sus miembros la manera de entregar a Jesús a cambio de 30 monedas.
El plan para matar a Jesús está en marcha. Por esta razón, muchos se refieren al Miércoles Santo como “el primer día de luto de la Iglesia”.
Las treinta monedas no fueron una cantidad casual: era el precio que se pagaba por un buen cordero pascual, y que hacía referencia en forma de alegoría al cordero que expiaba los pecados de los hombres.
Aquella mañana Jesús no fue al templo, sin embargo, profetizó su muerte en virtud de la presciencia, porque sabía lo que ocurriría. Sabía que llegaría. Mientras, los príncipes de los sacerdotes, es decir, los principales, los ancianos y el Sumo Sacerdote, Caifás, decidieron formalmente su muerte en asamblea.
A partir de este día, Jesús de Nazaret se convierte en un preso de los romanos que es fustigado de forma continua hasta su posterior crucifixión. En un principio, el Miércoles Santo fue el día elegido por la Iglesia para comenzar el ayuno por la importancia que esta fecha representa.
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