La situación de los niños y niñas en Haití es alarmante, ya que se han convertido en víctimas de la violencia perpetrada por bandas armadas, en medio de una preocupante impunidad.
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado esta crisis, subrayando la urgente necesidad de recursos para prevenir y abordar estas violaciones de derechos humanos.
Ana Piquer, directora para las Américas de AI, enfatizó que «la violencia en Haití es devastadora y los niños y niñas haitianas están pagando el precio».
La organización ha documentado historias desgarradoras de menores obligados a trabajar para las bandas, realizando tareas que van desde hacer entregas hasta recopilar información, todo bajo la amenaza de violencia. Las niñas, en particular, enfrentan un riesgo elevado de violación y abuso sexual.
Los menores también sufren lesiones graves debido a ataques directos o por balas perdidas, lo que puede tener consecuencias permanentes en sus vidas.
En un reciente ataque en Pont Sondé, se reportó un saldo trágico de 115 muertos, según la alcaldesa Myriam Fievre.
La desesperación entre los niños es evidente; muchos han sido desplazados y no tienen un lugar seguro al que acudir.
Piquer advirtió que «la necesidad de recursos para proteger integralmente los derechos de la infancia y prevenir más abusos es urgente», así como la necesidad de poner fin a la impunidad de los perpetradores.
Human Rights Watch (HRW) también ha alertado sobre esta problemática, destacando que muchos menores están siendo reclutados por bandas armadas para realizar actos delictivos.
Algunos niños entrevistados por HRW revelaron que el hambre fue el factor decisivo que los llevó a unirse a las bandas, o que sus familias permitieron su incorporación como única forma de obtener comida y refugio.
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