Por Douglas Zabala – Vamos para 7 meses de haberse producido aquel hecho donde el presidente del CNE, Elvis Amoroso, amparado no en las actas sino en el respaldo que en ese momento le daba el alto mando militar, se atrevió para asombro del país y el mundo, anunciar que el candidato de la oposición democrática, Edmundo González Urrutia, había resultado derrotado, eso sí, sin poder demostrar hasta hoy tal afirmación.
Actores internacionales como Gustavo Petro y Celso Amorim, recién demostrado por la oposición venezolana con todas las actas la verdad de lo ocurrido ese día, en su momento propusieron nuevas elecciones, aunque generando “dudas” al alegar que, de todas formas, no fueron elecciones libres porque Venezuela se encuentra bajo un «bloqueo».
El gobierno en sus vanos intentos para evitar la derrota de su candidato, controló el proceso electoral a través del ventajismo, la represión y la inhabilitación de partidos y líderes políticos de la oposición que pudieran derrotarlos, como sucedió con la candidata triunfadora en las elecciones primarias de la Plataforma Unitaria Democrática, María Corina Machado y la posterior candidata Corina Yoris.
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Marco Rubio, secretario de Estado del gobierno de Donald Trump, recientemente ha traído de nuevo el tema de una posible repetición de las elecciones presidenciales, como salida a la crisis política y social que atraviesa el país y la región. Una nueva elección legítima y con veeduría internacional, organizada por la ONU, como solución al conflicto.
Repetir las elecciones con rectoría de un árbitro imparcial, restitución a sus legítimos dirigentes los partidos judicializados, liberación de los presos políticos y libertad para ser candidatos a líderes opositores como María Corina Machado ha sido la propuesta colocada sobre la mesa por Rubio.
La oposición debería acompañar la propuesta hecha por el secretario de Estado de los EE.UU. Con ello mantendría firme el propósito de no ceder espacios democráticos y evitaría un gobierno ilegítimo prolongado. Otra elección presidencial, pero transparente, es esencial para restaurar la democracia en Venezuela.