En la cárcel La Crisálida, ubicada en Los Teques, las condiciones de vida de las presas políticas se han vuelto alarmantes.
Según denuncias realizadas al Observatorio Venezolano de Prisiones, al menos 12 mujeres detenidas arbitrariamente por el régimen de Nicolás Maduro enfrentan un acceso extremadamente limitado a agua y productos de higiene personal, lo que ha derivado en problemas de salud graves, como infestaciones de piojos e infecciones urinarias.
Las detenidas comparten una celda bajo la dirección de Francis Vélez, quien ha restringido el acceso a productos necesarios para combatir estas infecciones.
La situación se agrava aún más debido a la falta de duchas; solo se les proporciona dos baldes de agua por celda, lo que las obliga a turnarse para asear únicamente sus partes íntimas. Además, deben organizarse para lavarse el cabello una vez por semana, lo que refleja la precaria situación higiénica en la que viven.
El uso de letrinas y el escaso acceso a agua para asearse han contribuido a la proliferación de infecciones urinarias entre las reclusas. Estas condiciones inhumanas no solo afectan su bienestar físico, sino que también ponen en riesgo su salud mental y emocional.
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