Esta interrogante se lo plantea Bertrand de Jouvenel (1903-1987), en el libro “Los Intelectuales europeos y el capitalismo”.
Desde la antigua Grecia, los filósofos griegos no entendieron el orden espontáneo del mercado, a diferencia de los juristas clásicos romanos. Empezando por Sócrates, Platón y Aristóteles.
Veían con recelo todo lo que oliera a actividad mercantil, empresarial, artesanal o comercial.
Hoy día desde los actores de cine, periodistas, literarios etc., la mayoría son contrarios a la economía de mercado, cómo la mayor parte de los intelectuales, quienes plasman su labor creativa en obras literarias generalmente también en contra del capitalismo.
Todos ellos contrarios al proceso de mercado, todos ellos socialistas, todos ellos de izquierdas.
Bertrand de Jouvenel desarrolló un artículo precioso explicando las razones por las cuales el intelectual generalmente y salvo honrosas excepciones, está siempre orientado en contra del proceso de cooperación social basado en el mercado.
Bertrand de Jouvenel describe tres motivos del ¿por qué?
1) Desconocimiento teórico del proceso de mercado
El orden social empresarial dice Hayek “es el más complejo que hay en el universo”. Este trabajo de análisis para comprender como funciona el proceso espontáneo del mercado, que sólo puede proporcionar la teoría económica, por desgracia brilla por su ausencia en la mente de la mayor parte de los intelectuales.
Los intelectuales se dan muchísima importancia, piensan que han estudiado mucho, pero la mayor parte de ellos son unos completos ignorantes, en lo que se refiere a la ciencia económica.
2) La soberbia
El intelectual piensa que sabe mucho más que el resto de sus conciudadanos, porque ha estudiado mucho. Logrando obtener títulos en diferentes carreras o porqué ha leído muchos libros, porque va a muchas tertulias y conferencias. Se cree la persona más inteligente y el más listo.
Cae en la fatal arrogancia con gran facilidad. Hasta el punto que piensa ser más legitimado que nosotros mismos para decidir lo que tenemos que hacer.
Se ríe de los ciudadanos de a pie, le parece una ofensa a su fina sensibilidad que le contraríen, vomita ante la ignorancia de otros, de alguna forma se escandaliza de la falta de cultura de todos los demás y él puede criticar y pontificar porque se cree más listo que nadie.
Detrás de cada intelectual existe un tirano en potencia, que a poco que se descuide va a caer en la tentación de querer arrogarse del poder político para imponer a todos los demás sus peculiares puntos de vista.
Se consideran que son los mejores y más refinados y más cultos.
Si a la ignorancia le sumamos la arrogancia fatal de que saben algo más que los demás, que son más cultos y refinados estamos perdidos.
No es raro de extrañar que detrás del tirano de la historia un Hitler, Stalin , Chávez, Maduro exista una cohorte de intelectuales aduladores que han tratado de darle base y legitimidad, desde el punto de vista ideológico, cultural, filosófico etc. Cómo es el caso de Venezuela un Rangel, Adolfo Esquivel, Luis Brito, Ignacio Ramonet, Román Chalbaud, Pérez Pirela, Noam Chomsky entre otros.
3) El resentimiento y la envidia
Bertrand se da cuenta que el intelectual se encuentra en una situación muy incómoda en el mercado. En la mayor parte de las circunstancias observa que el valor del mercado de lo que él aporta al proceso productivo es muy reducido, es decir, dice que ha estudiado muchos años, lo ha pasado muy mal, ha viajado a París y resulta que hace unos cuadros, escribe unos libros y no lo compra nadie. Algo mal está en la sociedad capitalista cuando no se valora como debe lo que hace.
Y en todo caso, aunque tenga suerte, aunque se ponga de moda, nunca es suficiente, nunca se le paga lo suficiente.
Teniendo en cuenta todo lo que hace como intelectual sobre todo en comparación con la basura que lo rodea.
Lo que no puede resistir como intelectual es que un súper ignorante, un burdo, un inculto empresario gane diez o cien veces más que él.
Esa es una sociedad injusta dice el intelectual, no se nos paga lo que valemos, pero personas como Elon Musk, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Steve Jobs son unas basuras delante de ellos porque nunca estudiaron en una academia letrada, porque se dedicaron a producir algo que las masas ocultas demandan.
El mundo de los negocios es para el intelectual un mundo de valores falsos, de motivos bajos, de recompensas mal dirigidas, para él es una perdida es el resultado natural de la devoción a algo que debe hacerse, mientras que el beneficio es el sometimiento a las opiniones de la gente.
Si al resentimiento y envidia le añadimos la soberbia y la ignorancia no nos debe extrañar que la cohorte de hombres y mujeres de cine, periodistas, literarios, modelos, escritores, investigadores etc., actúen de manera sesgada en contra del proceso empresarial del mercado al que estamos incorporados nosotros sean profundamente anticapitalistas siempre se presenten como los adalides del socialismo de la progresía de la justicia social y la redistribución de las riquezas.
Gervis Medina
Abogado, criminólogo y escritor venezolano