La Gobernación del estado Zulia decretó este domingo un acuerdo de duelo por el fallecimiento de monseñor Roberto Lückert, arzobispo emérito de Coro, destacando que dejó un legado imborrable en la iglesia católica y en la comunidad que lo vio crecer y servir.
“Monseñor Lückert fue un líder ejemplar que dedicó su vida al servicio de Dios y al bienestar de los demás. Durante su tiempo como miembro del clero, demostró una profunda devoción por su fe y un compromiso inquebrantable con la labor pastoral. Su trabajo en la promoción de la justicia social y su labor en favor de los más necesitados lo convirtieron en un faro de esperanza para muchos”, con esas palabras se refirió el gobernador Manuel Rosales, a quien en vida fuera un consejero y amigo entrañable.
El mandatario en su decreto de duelo exaltó su destacado papel en el clero y el ejemplo de dedicación que deja en el seno de la iglesia católica, amén de su labor como guía espiritual al nombrarlo el primer arzobispo de Coro por el entonces Papa (hoy santo) Juan Pablo II.
Larga trayectoria espiritual
El texto del acuerdo de duelo de la Gobernación recuerda que monseñor tuvo una larga trayectoria dentro del servicio del sacerdocio.
Lo ordenaeron en 1966 por Domingo Roa Pérez, fue vicario cooperador de la parroquia Santa Bárbara en el Zulia, luego vicario ecónomo, y finalmente miembro del equipo de sacerdotes del Centro Vocacional de la Arquidiócesis de Maracaibo. También fue rector y párroco de la Basílica de Nuestra Señora de la Chiquinquirá desde 1972 hasta 1978, cuando resultó elegido vicario general de la Arquidiócesis.
El 27 de abril de 1985, el Papa Juan Pablo II lo nombró II Obispo de la Diócesis de Cabimas y recibió la ordenación episcopal el 29 de junio de ese mismo año. Tiempo después, en 1993, el máximo representante de la iglesia lo designó obispo de la Diócesis de Coro; el 20 de febrero de 1999 monseñor Roberto Lückert fue nombrado arzobispo de Coro en la Catedral de Santa Ana y el 29 de junio, el Papa Juan Pablo II le entregó el palio arzobispal en la Ciudad del Vaticano, Italia.
Las anécdotas, logros y avances de monseñor Lückert dentro del clero son innumerables. Su sabiduría, compasión y humildad dejarán siempre una huella imborrable en aquellos que lo conocieron. Su legado perdurará en la memoria de quienes lo admiraban y seguirá inspirando a las generaciones futuras.
Nota de Prensa
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