El tifón Yagi ha dejado una estela de destrucción en Vietnam, cobrando la vida de al menos 87 personas y dejando a 70 desaparecidas.
Este fenómeno meteorológico, que tocó tierra el sábado con fuertes vientos de hasta 149 kilómetros por hora, ha causado estragos en el norte del país, especialmente en las provincias de Cao Bang y Lao Cai, donde las intensas lluvias han provocado inundaciones y corrimientos de tierra.
Las consecuencias del tifón son devastadoras: más de 750 personas heridas, 48.000 viviendas dañadas y 150.000 hectáreas de arrozales destruidas. A pesar de haber perdido fuerza y convertirse en una depresión tropical, el riesgo de inundaciones y corrimientos de tierra persiste, según las autoridades meteorológicas.
Hanói también se encuentra en alerta máxima ante la posibilidad de que el río Rojo se desborde, agravando las inundaciones en la ciudad. Como medida preventiva, se han cerrado varios puentes que conectan la capital con otras zonas, debido a los riesgos para su seguridad estructural.
Esta decisión se toma tras el colapso del puente Phong Chau en la provincia de Phu Tho, que dejó un muerto y ocho desaparecidos, evidenciando la fragilidad de las infraestructuras ante las fuertes lluvias. Las autoridades investigan las causas del derrumbe del puente, que provocó la caída de varios vehículos.
El tifón Yagi, considerado el más fuerte de este año en Asia, ya había causado daños en China y Filipinas antes de llegar a Vietnam. En China, dejó dos muertos y 92 heridos, además de dejar sin luz a más de 1,5 millones de hogares. En Filipinas, el tifón causó 20 muertos, 26 desaparecidos y 22 heridos.
Ante la inminente llegada del tifón, las autoridades vietnamitas habían evacuado a unas 50.000 personas y movilizado a casi medio millón de soldados para labores de emergencia. Sin embargo, la magnitud de la tragedia ha superado las previsiones, dejando a Vietnam ante una difícil tarea.
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