En un emotivo encuentro, una exmonja de clausura ha visitado a sus antiguas hermanas en el monasterio donde vivió antes de dar el «sí, quiero» en su boda. La ceremonia de reencuentro estuvo marcada por momentos de oración y reflexión, donde las monjas se unieron en un rezo colectivo, registrando el vínculo que las unió durante años.
Después de discernir y abandonar el monasterio, la joven decidió que era importante despedirse de sus hermanas antes de comenzar esta nueva etapa de su vida. Al finalizar el rezo, una de las monjas le entregó una figura de la Virgen, simbolizando el apoyo y la bendición de la comunidad religiosa en su próximo paso.
Las monjas de clausura, que llevan una vida dedicada a la contemplación y la espiritualidad, han forjado lazos profundos entre ellas, convirtiéndose en una verdadera familia. Pasan sus días en oración y actividades creativas, como la elaboración de iconos religiosos y dulces para vender al exterior. Este estilo de vida sencillo y apartado del mundo material les permite estrechar su relación con Dios y entre ellas.
El regreso de la exmonja al monasterio refleja la huella indeleble que deja la vida en comunidad, un lazo que perdura incluso después de abandonar el convento.
Lea también: Tropezó y rodó, pero ganó: El insólito desenlace de una carrera de 100 metros con vallas en Oregon
