Este viernes, 29 de noviembre, tanques del Ejército israelí ingresaron a la aldea libanesa de Khiyam, prohibiendo a los residentes retornar a sus hogares situados por debajo de la Línea Azul, en el sur del país, hasta nuevo aviso.
Según informes de France 24, se trató de cuatro tanques que cruzaron la frontera.
Este despliegue se produce a pesar de que un acuerdo de alto el fuego de 60 días entre Israel y Hezbolá entró en vigor el miércoles pasado. El acuerdo estipula que las tropas del Ejército libanés y las fuerzas de paz de la ONU deben reforzar sus posiciones en la zona.
Sin embargo, desde el jueves comenzaron a registrarse movimientos «sospechosos» por parte de Israel. Se reportó un bombardeo a una instalación de Hezbolá en el sur del Líbano, justo un día después del inicio del alto el fuego, que puso fin a trece meses de enfrentamientos transfronterizos y dos meses de guerra abierta. El ejército libanés ha acusado a Israel de violar el acuerdo en múltiples ocasiones.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha respondido a la situación con una advertencia sobre una posible «guerra intensiva» contra Hezbolá si el grupo islamista proiraní decidiera romper la tregua. Además, Netanyahu reiteró su compromiso de hacer «todo» lo posible para evitar que Irán obtenga armas nucleares.
Tras la instauración de la tregua, miles de libaneses comenzaron a regresar a sus hogares después de haber sido forzados a abandonar sus residencias debido al conflicto. Por su parte, el ejército israelí identificó «actividad terrorista» en una instalación utilizada por Hezbolá para almacenar cohetes de medio alcance en el sur de Líbano, lo que llevó a un ataque aéreo para neutralizar la amenaza.
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