El juez Michael Jesic del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles redujo las sentencias de cadena perpetua de Erik y Lyle Menéndez a 50 años de prisión, lo que los convierte inmediatamente en elegibles para solicitar la libertad condicional.
Los hermanos, condenados por el asesinato de sus padres en 1989, han cumplido ya tres décadas tras las rejas. Según la legislación de California, pueden aspirar a la libertad condicional al haber cometido el crimen cuando tenían menos de 26 años, en concordancia con reformas recientes que consideran la inmadurez neurológica en los jóvenes adultos.
Durante la audiencia, el juez Jesic reconoció que, si bien el crimen fue “horrible”, los hermanos han demostrado una transformación significativa en prisión. “No estoy diciendo que deben ser liberados, eso no me corresponde a mí decidirlo. Pero sí creo que deberían tener esa oportunidad. Ahora es tarea de la junta de libertad condicional y del gobernador”, señaló Jesic.
En prisión, Erik y Lyle han liderado programas de rehabilitación, organizado grupos de apoyo para reclusos vulnerables y contribuido con más de 250.000 dólares a proyectos de mejora penitenciaria, según registros judiciales.
La audiencia clave para determinar su futuro está prevista para el 13 de junio. En ella, la junta estatal de libertad condicional evaluará la solicitud de ambos. Si la junta recomienda su liberación, la decisión final recaerá en el gobernador de California, Gavin Newsom, quien tendrá un plazo de 120 días para aceptar, rechazar o modificar el fallo.
El caso Menéndez sigue generando interés público, especialmente tras años de debate sobre su castigo, su edad al momento del crimen y su conducta ejemplar durante su encarcelamiento.
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